Difícil pero no imposible: un puente habitable que uniría la zona tradicional con el Acapulco Diamante

Por Arturo Parra Ochoa
Imágenes: BNKR Arquitectura
Por su mala o nula planeación urbana, la falta de control sobre el transporte público y privado, el considerable aumento de vehículos automotores en circulación, así como mismo crecimiento de la población, Acapulco enfrenta cada vez más graves problemas de tráfico vehicular en sus principales avenidas, y de conectividad entre “el viejo y el nuevo” Acapulco.
Lo anterior sirvió de base para que BNKR Arquitectura, un despacho de arquitectura, urbanismo e investigación de México, fundado en el año 2005, se diera a la tarea de elaborar y proponer un impactante diseño arquitectónico moderno para construir un puente “habitable” que uniría la zona tradicional del puerto con el Acapulco Diamante, con una longitud de tres kilómetros y una altura de 207 metros, pero el proyecto no ha sido aceptado por la millonaria inversión que requiere.
A propósito de la intención de traer a Guerrero los PPS (Programas de Prestación de Servicios), mediante los cuales se permite la inversión privada en el sector de servicios públicos pero comprometiendo el gobierno las participaciones federales, podría utilizarse algún otro mecanismo para hacer realidad este proyecto con capital privado, así como se ha hablado del Túnel Bicentenario, de traer el Tren bala, de un Tranvía, un Tren ligero con un costo de más de 7 mil millones de pesos, el Metrobus del DF, o el Mexibus del Estado de México, modalidad de transporte que también existe en León, llamado Optibus, y en Guadalajara es el Macrobus.
El proyecto de un puente habitable en la bahía de Acapulco, pretende resolver los grandes problemas de conectividad entre el viejo y el nuevo Acapulco y, además, sería autofinanciable, según el arquitecto Santiago Gitanjalli, miembro de Bunker Arquitectura. Mientras que Esteban Suárez, socio fundador del despacho, sostiene que actualmente el tráfico en las vías de comunicación de esa región se ha convertido en un gravísimo problema, por lo que al unir la bahía con un puente y haciendo esta estructura habitable, la ciudad resuelve, aunque sea en forma parcial, dos de sus principales dificultades, invitando a la inversión privada a construir esos espacios, que podrán comercializar, “y resulta una situación de ganar-ganar en cuestión de bienes raíces y demás.”
Los creativos montaron una exposición a fines del año pasado en el Polyforum Cultural Siqueiros, donde a través de maquetas y fotografías mostraron su trabajo, incluyendo el diseño del puente “habitable” para unir la bahía de Acapulco, el cual ellos mismos definen que va más allá de lo convencional.
Esteban Suárez describe que se trata de un proyecto de investigación, “porque muchas veces en la oficina no tenemos proyectos de clientes, sino de investigación que nosotros fomentamos, como el del puente de la Bahía de Acapulco, basado en la necesidad de resolver la problemática de un sitio en específico.” (Entrevista con Bunker, en www.arquitecturadiaria.com).
“Yo crecí yendo mucho a Acapulco y he visto la transformación de una ciudad que, hoy en día, cuenta con unos terribles problemas, no solo de tráfico en sus principales vías de conexión, sino que también tiene un problema de raíz, que es justamente una ciudad formada por dos ciudades que se están distanciando cada vez más”, continúa Suárez.
Según el especialista, esto sucede por el aspecto natural, “porque una cordillera divide estas dos ciudades, y empiezas por la historia; en Acapulco los primeros establecimientos se desarrollaron en la parte norte de la bahía, lo que se conoce como viejo Acapulco, y poco a poco se fue poblando la bahía. La decisión de construir el aeropuerto internacional entre la laguna de Tres Palos y el mar, provocó que el crecimiento se fuera hacia el sur; entonces, a partir de la bahía de Puerto Marqués hacia el aeropuerto y pasando hacia Tres Vidas, se desarrolló un área nueva con condominios de lujo, que son los edificios frente al mar.”
“Entonces tienes dos Acapulcos –subraya-, donde el Acapulco nuevo es el de la Ciudad de México, de la gente con las segundas casas, y el viejo de la gente local, que vive ahí porque tiene oportunidad de precios bajos pero no tiene trabajo, y entonces se tiene que transportar al nuevo, a través de unas vías que son insuficientes, como la Costera y la Escénica. Este ir y venir diario entre estas dos ciudades, es lo que ha provocado que se fracture la ciudad. Esa es la problemática, y de ahí partes para encontrar soluciones. Unir bahías con puentes es una solución que se ha dado en muchos lugares del mundo.”
“En Acapulco no se dio de entrada porque sería muy largo, tres kilómetros, pero no fue una obsesión de crear un puente, se consideraron otras opciones; porque podría haber “ferrys”, otro túnel, pero surgió la solución de hacer un puente, y nos dimos cuenta que era viable, que crearía un circuito entre la avenida Escénica y la avenida Costera Miguel Alemán, y toda la gente que va directamente al viejo Acapulco la mandas directo ahí.
“Pero considerando los problemas que tiene Acapulco, -prosigue Suárez-, con un gobierno municipal que no tiene dinero ni para regenerar los recursos, menos tendría dinero para hacer este puente. Pero qué pasa si la estructura del puente la conviertes en espacios habitables, entonces puedes invitar a los desarrolladores y a la inversión privada, para invertir en el puente y construir bien raíz tipo A.”
“Esa es la conclusión del proyecto, la arquitectura resuelve uno de los problemas principales de la ciudad y de los desarrolladores, porque ¿hasta dónde se van a ir?, ¿hacia dónde va a seguir creciendo la mancha urbana turística? Unes estas dos ciudades a través de un puente y le das a los desarrolladores una oportunidad de negocio”, añade Esteban Suárez.
A su vez, Santiago Gitanjalli concluye señalando que “aquí creo que lo importante es que el proceso empezó sin tener un puente en la cabeza, sino entendiendo la problemática del lugar, física, económica, social, histórica, urbana, etc., y después de hacer una investigación en todos estos puntos, nos fuimos a recorrer Acapulco varias veces, caminado y en coche, para realmente entenderlo y de todo el análisis resultó la solución del puente.”