Antes del alba de este miércoles, Daniel, tomó su bicicleta y aun en penumbras viajó por algunos kilómetros, desde su casa al norte de la ciudad, hasta las canchas de la colonia del PRI, donde se colocó el único módulo de vacunación contra el covid-19 para los miles de rezagados, ya que cuando le toco a su grupo de edad, el biológico le fue negado debido a que se terminó unos metros antes de que él pudiera entrar.
Para que esto no le volviera a suceder decidió llegar temprano, pero al llegar se percató que la fila ya llevaba varios metros entre las calles de la colonia del PRI. Pasaron algunas horas de su llegada y nada que avanzaba, seguía llegando gente con sus bancos y sillas pero él llegó solo con su bicicleta y dejarla encadenada no era una opción.
Metros más atrás de Daniel estaba doña Esther sentada en el puente del capricho, esperaba a su hija que hacía fila para las dos en el estacionamiento de conocido centro comercial, para así poder ser inmunizadas.
Ella no se pudo vacunar porque cuando se acercó a pedir su vacuna en dos ocasiones se le negó porque ya se habían acabado las dosis y su hija no se vacunó porque ella enfermó de coronavirus y tuvo que esperar hasta hoy para poder acceder a las vacunas.
La fila avanzaba lentamente cuando Daniel logró llegar hasta la silla en la que un elemento de la Marina le pidió sentarse por unos instantes y descubrirse el brazo para recibir la ansiada protección contra el covid-19.