La convocatoria para ser sede de la edición 2012 no exige como requisito ser un destino seguro, ni tener policía única
Por Arturo Parra Ochoa
La publicación de la convocatoria en el Diario Oficial de la Federación, para obtener la sede del Tianguis Turístico 2012, y la difusión de un oficio de cesión de instalaciones del Centro Internacional Acapulco, sede permanente del Tianguis, para construir ahí un centro de mando de la Secretaría de Marina, confirmaron que definitivamente le quitaron a este bello puerto el evento más importante en materia de promoción y comercialización turística del país.
Pero los argumentos nunca quedaron claros ni son justificables, de parte de la secretaria de Turismo, Gloria Guevara Manzo, ni del mismo Presidente Felipe Calderón, mucho menos de aquellos que presionaron para convertir el Tianguis en itinerante (según Gloria Guevara), como el empresario Pablo Azcárraga, pues le quitan al estado de Guerrero la derrama económica y los empleos que le generaba el Tianguis Turístico de Acapulco; luego entonces, si la itinerancia servirá para paliar la pobreza y detonar el desarrollo donde haga falta, descobijan a uno de los tres estados más pobres y marginados del país, que ya había hecho suyo este evento anual, y eso es una injusticia.
Tampoco es cierto que cada año el Tianguis Turístico venía en decadencia, pues al término de cada uno de los eventos anuales las autoridades mismas de la Sectur y del Consejo de Promoción Turística de México, rendían cuentas alegres por el aumento de compradores, de las ventas y el número de operaciones pactadas, de los países participantes y de la derrama generada; según las estadísticas, todo iba en ascenso y eso los contradice.
Incluso el argumento que Felipe Calderón se sacó de la manga cuando vino a la Convención Bancaria, de que se debía a la inseguridad, a la negativa de crear en Guerrero una policía única y a depurar los cuerpos policiacos, solamente arreció las críticas en su contra y los señalamientos de que precisamente la escalada de violencia en el país, no solo en Acapulco sino en muchos estados incluyendo destinos turísticos, se debe a la guerra calderonista declarada al crimen organizado, a la corrupción que impera dentro de su policía federal, infiltrada por los mismos grupos delincuenciales, a la militarización y al fracaso de las demás tácticas y estrategias de lucha erradas, que solamente han provocado mayor violencia.
El Centro de Convenciones y Espectáculos de Acapulco, o Centro Internacional Acapulco, se construyó hace más de 36 años precisamente para ser la sede permanente del Tianguis Turístico, y hasta hoy se sabe que siendo todavía gobernador Zeferino Torreblanca el gobierno federal, vía Banobras, lo cedió, aún no queda claro si todo o en partes, a la Secretaría de Marina para crear ahí un centro de control de mandos, supuestamente para la prevención de desastres naturales dígase sismos, maremotos, huracanes, tsunamis, aunque más bien la intención es contar con un sitio donde se coordinen acciones y operaciones militares contra las amenazas públicas que representan guerrillas, terrorismo, narco y otras del crimen organizado.
Hasta ahí, se van aclarando los planes para despojar a Acapulco del Tianguis Turístico, pero los argumentos no son realmente válidos, pues quitándole al puerto este escaparate lo debilita turísticamente, cuando lo que requiere es su relanzamiento, más promoción, mayor inversión en materia de infraestructura turística. Y si es por la violencia e inseguridad, entonces el gobierno federal da una muestra tácita de que pierde terreno ante el crimen organizado, al cual no puede combatir como le corresponde, en este destino de sol y playa.
También dentro del argumento de que en Guerrero no hay respuesta para mejorar su sistema de seguridad estatal, se dijo que no cuenta con un centro de acreditación de seguridad pública, pero lo curioso es que en la convocatoria dada a conocer para obtener la sede del Tianguis Turístico 2012, nada de eso se requiere dentro de las bases generales; ninguna de las supuestas carencias que tiene esta entidad, son exigencias para disputar la sede del próximo año.
Los requisitos y formas establecidas en las "bases generales" que forman parte de la convocatoria, y los "lineamientos técnicos" del Consejo de Promoción Turística de México, son los siguientes:
Las entidades federativas y, en su caso, el Distrito Federal, que estén interesadas en participar, deberán entregar un Proyecto Ejecutivo que incluya la siguiente información:
1. CAPACIDAD INSTALADA (LOGISTICA)
Descripción de las características y la funcionalidad de los recintos en los que se propone llevar a cabo el Tianguis Turístico México.
2. CONECTIVIDAD
Describir las características de conectividad aérea y terrestre del lugar sede propuesto.
3. OFERTA DE SERVICIOS TURISTICOS
El destino nacional deberá demostrar la capacidad de recepción y servicios complementarios que proporcionarán a todos los participantes del Tianguis Turístico México (capacidad hotelera y servicios complementarios).
4. COMPROMISOS DE LA ENTIDAD FEDERATIVA
La propuesta deberá contener los recursos humanos, financieros, materiales y tecnológicos, que el gobierno local se compromete aportar para la celebración del Tianguis Turístico México.
5. OTROS ASPECTOS
En caso de que así lo considere necesario, el Comité revisor citará a los aspirantes a fin de que realicen una exposición de su propuesta y aclaren detalles de su Proyecto Ejecutivo.
Ninguna sede que resulte ganadora podrá recibir el Tianguis Turístico México por un segundo año consecutivo.
Como vemos, la convocatoria no pide como requisitos que se garantice la seguridad en los destinos interesados, no pide policía única, tampoco depuración de sus cuerpos policiacos, ni centros de acreditación de seguridad pública, o sea que no importa si son destinos seguros.
Al Tianguis Turístico lo convirtieron en itinerante porque el gobierno federal, la secretaria de Turismo y el Consejo de Promoción Turística de México, cedieron a las presiones de un grupo minoritario de capitalistas que quieren tener el Tianguis en los destinos donde tienen sus intereses. Se tomó una decisión errática que deja ver la fragilidad de la política calderonista, subordinada, que antepone al interés público el interés privado.