
Arturo Parra Ochoa
Acapulco, Gro., 18 de marzo de 2008.- El narcotráfico, el secuestro, la pornografía infantil, el aborto, la acumulación de bienes materiales, la contaminación del medio ambiente y las manipulaciones genéticas, no son nuevos pecados capitales, solamente se actualizaron los ya existentes, señaló el arzobispo Felipe Aguirre Franco, luego de oficiar la Misa Crismal en la Nueva Catedral de Cristo Rey, con motivo del Martes Santo.
“Más bien esos son los pecados actuales, los pecados graves de la Iglesia Católica que responden a los nuevos tiempos, en los que vivimos una sociedad con una moral acomodaticia, para la que todo es bueno, todo lo que le gusta y satisface a sus sentidos es bueno, todo lo que se acomode a su placer y a su capricho; y hay que poner el dedo en la llaga para subrayar claramente los pecados actuales graves, pero que siempre han sido pecados”, explicó el representante de la Arquidiócesis de Acapulco.
Los siete pecados capitales que se conocen, la gula, la lujuria, la ira, la envidia, la soberbia, la avaricia y la pereza, enunciados hace más de mil quinientos años, quedaron un tanto viejos para las necesidades del mundo de hoy, que impone una dinámica globalizada y mucho más compleja, inimaginable hace tantos miles de años atrás, cuando fueron proclamados.
“Estamos viviendo ahora en nuevas circunstancias de esta sociedad, por eso ahora hay que decir que es un pecado muy grave el narcotráfico, el secuestro, el aborto, la acumulación de bienes materiales, cuando está dicho que los bienes de la tierra deben ser para todos, entre otros que no son nuevos pecados, son pecados actuales, porque ahora hay nuevas circunstancias que antes no se cometían y ahora están sucediendo”, insistió monseñor Aguirre Franco.
Desde el pasado fin de semana, entonces, realizar manipulaciones genéticas, enriquecerse a costa de los otros, consumir drogas, llevar a cabo experimentos con seres humanos, incluidos los embriones, contaminar el medio ambiente, provocar injusticia social y pobreza son considerados gravísimos pecados para la Iglesia Católica.
La misa Crismal de ayer, presidida por el arzobispo Felipe Aguirre en la Nueva Catedral de Cristo Rey, fue concelebrada por todo el presbiterio, con la participación de personas consagradas y de fieles laicos en las distintas iglesias y parroquias. Según El Caeremoniale Episcoporum en el No. 275, “La misa Crismal, por motivos pastorales puede anticiparse al Jueves Santo, cercano a la Pascua”, y la Diócesis de Acapulco, de manera especial en atención a los presbíteros, desde hace algún tiempo se ha adelantado para el Martes Santo.
“Más bien esos son los pecados actuales, los pecados graves de la Iglesia Católica que responden a los nuevos tiempos, en los que vivimos una sociedad con una moral acomodaticia, para la que todo es bueno, todo lo que le gusta y satisface a sus sentidos es bueno, todo lo que se acomode a su placer y a su capricho; y hay que poner el dedo en la llaga para subrayar claramente los pecados actuales graves, pero que siempre han sido pecados”, explicó el representante de la Arquidiócesis de Acapulco.
Los siete pecados capitales que se conocen, la gula, la lujuria, la ira, la envidia, la soberbia, la avaricia y la pereza, enunciados hace más de mil quinientos años, quedaron un tanto viejos para las necesidades del mundo de hoy, que impone una dinámica globalizada y mucho más compleja, inimaginable hace tantos miles de años atrás, cuando fueron proclamados.
“Estamos viviendo ahora en nuevas circunstancias de esta sociedad, por eso ahora hay que decir que es un pecado muy grave el narcotráfico, el secuestro, el aborto, la acumulación de bienes materiales, cuando está dicho que los bienes de la tierra deben ser para todos, entre otros que no son nuevos pecados, son pecados actuales, porque ahora hay nuevas circunstancias que antes no se cometían y ahora están sucediendo”, insistió monseñor Aguirre Franco.
Desde el pasado fin de semana, entonces, realizar manipulaciones genéticas, enriquecerse a costa de los otros, consumir drogas, llevar a cabo experimentos con seres humanos, incluidos los embriones, contaminar el medio ambiente, provocar injusticia social y pobreza son considerados gravísimos pecados para la Iglesia Católica.
La misa Crismal de ayer, presidida por el arzobispo Felipe Aguirre en la Nueva Catedral de Cristo Rey, fue concelebrada por todo el presbiterio, con la participación de personas consagradas y de fieles laicos en las distintas iglesias y parroquias. Según El Caeremoniale Episcoporum en el No. 275, “La misa Crismal, por motivos pastorales puede anticiparse al Jueves Santo, cercano a la Pascua”, y la Diócesis de Acapulco, de manera especial en atención a los presbíteros, desde hace algún tiempo se ha adelantado para el Martes Santo.