Arturo Parra Ochoa
Acapulco, Gro., 27 de enero de 2008.- El jardín de niños ubicado a la vera del poblado San Pedro Cacahuatepec, es un vivo reflejo de la situación que prevalece en el 90 por ciento de los planteles educativos del nivel básico localizados en el medio rural del municipio, donde se carece de mobiliario escolar.
Al inicio del presente ciclo escolar 2007-2008, las madres de poco más de 100 menores tuvieron que cargarse a cuestas las butacas que les costaron en promedio 150 pesos, para llevar a sus hijos al “kinder” a que recibieran la educación básica obligatoria. Hoy, a cinco meses, por lo menos la mitad tuvieron que gastar en hacerle reparaciones a las sillas, o de plano mandar a hacer otras nuevas.
Hechas de madera, porque las de fierro son más caras (de 300 pesos para arriba), a estas alturas las butacas ya observaban un avanzado desgaste no solamente por el rudo trato que les dan los infantes, sino por las mismas inclemencias del tiempo, el agua, el sol, incluso la polilla, pues los salones de clases se encuentran prácticamente al aire libre, apenas protegidos por algunos pedazos de madera, hueso de palmera y láminas de cartón.
Según la Agrupación de Padres y Tutores por la Educación (APTE), que preside Fernando Díaz Angeles, mientras el 90 por ciento de los planteles educativos ubicados en el medio rural carece de mobiliaro escolar, en las zonas urbana y suburbana el problema llega a un 60 por ciento, lo que no deja de ser preocupante.
“Estamos hablando de que en ese 90 por ciento los padres de familia tienen que absorber el costo de las sillas, que no les proporciona ninguna autoridad educativa, ya que el gobierno en sus tres niveles apenas si destina un presupuesto no mayor a los 20 millones de pesos en el año, para equipar a las escuelas del nivel básico en la entidad”, subrayó Díaz.
Crescenciano Urbano Beatriz, vicepresidente de la sociedad de padres de familia de la escuela Secundaria Técnica 104 de la colonia Libertadores, dice que incluso en la periferia de Acapulco hay núcleos poblacionales donde los alumnos tienen que llevar sillas de plástico, o apenas unos banquillos incómodos, para poder recibir su instrucción primaria o de secundaria.
Los salones de clases en esas humildes escuelas, no son mayores de cuatro metros cuadrados, insuficientes para albergar a más de 40 niños por grupo, que tienen que soportar durante el día el intenso calor por la falta de ventiladores, “lo que muchas veces repercute en que los alumnos dejan de prestarle atención a sus maestros, y se ponen muy inquietos”, señaló Urbano.
Reprobó el hecho de que en algunas escuelas las sociedades de padres de familia entran en contubernio con el director y los profesores, para destinar gran parte de las cuotas “voluntarias” al equipamiento de la dirección y otras áreas, donde hasta colocan aires acondicionados, en lugar de comprar por lo menos algunos lotes de butacas para los estudiantes.
Citó el caso, por ejemplo, de la escuela Secundaria Técnica 221 de la colonia Huertos de Santa Elena, donde en uno de los salones hecho de material de construcción, se encuentran los escritorios del director y del personal docente y administrativo, espacio que fue logrado con la cooperación de cada uno de los estudiantes. A pesar de la pobreza, los alumnos están obligados a aportar 100 pesos como cuota de inscripción.
Fernando Díaz Angeles, presidente de la APTE, estimó que en Acapulco hay aproximadamente unas mil escuelas, tanto en la zona urbana como en la suburbana y rural, que requieren de mobiliario escolar de manera parcial o total, además de que más de 45 planteles necesitan de mantenimiento o reconstrucción inmediata, por el desgaste físico que observan, y porque la mayoría se encuentra ubicada en zonas de alto riesgo.
Una de estas instituciones es el jardín de niños “Antonio I. Delgado”, que necesita la reubicación del edificio, pues está asentado sobre un canal socavado de la calle Ometepec, en la colonia La Laja. Otra escuela es el jardín de niños “Cuitláhuac”, en la colonia Lucía Alcocer, cuyo inmueble requiere ser remplazado porque fue construido entre el cauce de un arroyo y una barranca, y en temporada de lluvias se originan inundaciones.
Precisó el dirigente de paterfamilias que de las mil 800 escuelas del nivel básico que se encuentran en esta región de Acapulco-Coyuca de Benítez, poco más del 55 por ciento carece de mobiliario escolar, problema que se resiente más en el medio rural, donde ese índice alcanza hasta el 90 por ciento.
Apuntó que en los últimos dos años, la Secretaría de Educación de Guerrero apenas si ha presupuestado la dotación de 500 lotes de mobiliario para las escuelas del nivel preescolar; 2 mil lotes para las escuelas primarias; y menos de 400 lotes de mobiliario escolar para los planteles de secundaria, cada año.
Entrevistado al respecto, el subsecretario de Educación Básica del estado, Luis Alberto Sánchez Martínez, reconoció que el presupuesto destinado al mantenimiento y equipamiento de los planteles educativos de la entidad es raquítico, de apenas unos 200 millones de pesos, dentro de los cuales se incluyen las partidas para mobiliario escolar que dijo van englobadas con las del equipamiento.
Dijo que de los 10 mil 300 planteles del nivel básico que hay en todo el estado, al menos 9 mil 400 requieren de rehabilitación parcial o reconstrucción total “de manera apremiante”, y según sus cálculos, se necesitan más de mil 500 millones de pesos para mejorar la infraestructura educativa en la entidad.
Sánchez Martínez recalcó que para reparar todos los planteles en mal estado de Guerrero se requieren más de mil 500 millones de pesos; sin embargo, para este año se lograron conseguir de la federación apenas unos 200 millones de pesos, lo que quiere decir que faltarían otros mil 300 millones de pesos.
Aseguró que el gran rezago en la infraestructura educativa, se debe a que desde que se construyeron los planteles educativos, durante los gobiernos priístas anteriores, no les dieron mantenimiento ni se construyeron nuevas escuelas, y ahora los planteles ya rebasan los 30 años o más de vida.
Al inicio del presente ciclo escolar 2007-2008, las madres de poco más de 100 menores tuvieron que cargarse a cuestas las butacas que les costaron en promedio 150 pesos, para llevar a sus hijos al “kinder” a que recibieran la educación básica obligatoria. Hoy, a cinco meses, por lo menos la mitad tuvieron que gastar en hacerle reparaciones a las sillas, o de plano mandar a hacer otras nuevas.
Hechas de madera, porque las de fierro son más caras (de 300 pesos para arriba), a estas alturas las butacas ya observaban un avanzado desgaste no solamente por el rudo trato que les dan los infantes, sino por las mismas inclemencias del tiempo, el agua, el sol, incluso la polilla, pues los salones de clases se encuentran prácticamente al aire libre, apenas protegidos por algunos pedazos de madera, hueso de palmera y láminas de cartón.
Según la Agrupación de Padres y Tutores por la Educación (APTE), que preside Fernando Díaz Angeles, mientras el 90 por ciento de los planteles educativos ubicados en el medio rural carece de mobiliaro escolar, en las zonas urbana y suburbana el problema llega a un 60 por ciento, lo que no deja de ser preocupante.
“Estamos hablando de que en ese 90 por ciento los padres de familia tienen que absorber el costo de las sillas, que no les proporciona ninguna autoridad educativa, ya que el gobierno en sus tres niveles apenas si destina un presupuesto no mayor a los 20 millones de pesos en el año, para equipar a las escuelas del nivel básico en la entidad”, subrayó Díaz.
Crescenciano Urbano Beatriz, vicepresidente de la sociedad de padres de familia de la escuela Secundaria Técnica 104 de la colonia Libertadores, dice que incluso en la periferia de Acapulco hay núcleos poblacionales donde los alumnos tienen que llevar sillas de plástico, o apenas unos banquillos incómodos, para poder recibir su instrucción primaria o de secundaria.
Los salones de clases en esas humildes escuelas, no son mayores de cuatro metros cuadrados, insuficientes para albergar a más de 40 niños por grupo, que tienen que soportar durante el día el intenso calor por la falta de ventiladores, “lo que muchas veces repercute en que los alumnos dejan de prestarle atención a sus maestros, y se ponen muy inquietos”, señaló Urbano.
Reprobó el hecho de que en algunas escuelas las sociedades de padres de familia entran en contubernio con el director y los profesores, para destinar gran parte de las cuotas “voluntarias” al equipamiento de la dirección y otras áreas, donde hasta colocan aires acondicionados, en lugar de comprar por lo menos algunos lotes de butacas para los estudiantes.
Citó el caso, por ejemplo, de la escuela Secundaria Técnica 221 de la colonia Huertos de Santa Elena, donde en uno de los salones hecho de material de construcción, se encuentran los escritorios del director y del personal docente y administrativo, espacio que fue logrado con la cooperación de cada uno de los estudiantes. A pesar de la pobreza, los alumnos están obligados a aportar 100 pesos como cuota de inscripción.
Fernando Díaz Angeles, presidente de la APTE, estimó que en Acapulco hay aproximadamente unas mil escuelas, tanto en la zona urbana como en la suburbana y rural, que requieren de mobiliario escolar de manera parcial o total, además de que más de 45 planteles necesitan de mantenimiento o reconstrucción inmediata, por el desgaste físico que observan, y porque la mayoría se encuentra ubicada en zonas de alto riesgo.
Una de estas instituciones es el jardín de niños “Antonio I. Delgado”, que necesita la reubicación del edificio, pues está asentado sobre un canal socavado de la calle Ometepec, en la colonia La Laja. Otra escuela es el jardín de niños “Cuitláhuac”, en la colonia Lucía Alcocer, cuyo inmueble requiere ser remplazado porque fue construido entre el cauce de un arroyo y una barranca, y en temporada de lluvias se originan inundaciones.
Precisó el dirigente de paterfamilias que de las mil 800 escuelas del nivel básico que se encuentran en esta región de Acapulco-Coyuca de Benítez, poco más del 55 por ciento carece de mobiliario escolar, problema que se resiente más en el medio rural, donde ese índice alcanza hasta el 90 por ciento.
Apuntó que en los últimos dos años, la Secretaría de Educación de Guerrero apenas si ha presupuestado la dotación de 500 lotes de mobiliario para las escuelas del nivel preescolar; 2 mil lotes para las escuelas primarias; y menos de 400 lotes de mobiliario escolar para los planteles de secundaria, cada año.
Entrevistado al respecto, el subsecretario de Educación Básica del estado, Luis Alberto Sánchez Martínez, reconoció que el presupuesto destinado al mantenimiento y equipamiento de los planteles educativos de la entidad es raquítico, de apenas unos 200 millones de pesos, dentro de los cuales se incluyen las partidas para mobiliario escolar que dijo van englobadas con las del equipamiento.
Dijo que de los 10 mil 300 planteles del nivel básico que hay en todo el estado, al menos 9 mil 400 requieren de rehabilitación parcial o reconstrucción total “de manera apremiante”, y según sus cálculos, se necesitan más de mil 500 millones de pesos para mejorar la infraestructura educativa en la entidad.
Sánchez Martínez recalcó que para reparar todos los planteles en mal estado de Guerrero se requieren más de mil 500 millones de pesos; sin embargo, para este año se lograron conseguir de la federación apenas unos 200 millones de pesos, lo que quiere decir que faltarían otros mil 300 millones de pesos.
Aseguró que el gran rezago en la infraestructura educativa, se debe a que desde que se construyeron los planteles educativos, durante los gobiernos priístas anteriores, no les dieron mantenimiento ni se construyeron nuevas escuelas, y ahora los planteles ya rebasan los 30 años o más de vida.