Arturo Parra Ochoa
Acapulco, Gro., 24 de enero de 2008.- La Iglesia Católica reconoce que no ha cumplido su papel evangelizador y de promoción de los valores de la familia, al tiempo de señalar que el crimen organizado y el narcotráfico no son invencibles, por lo que llamó a luchar contra “las idolatrías del poder y del dinero”, las cuales podrán ser superadas “con el conocimiento del rostro verdadero de Dios en Cristo”.
Asimismo sostiene que tanta pobreza y miseria son contradictorias con la fe católica, y le preocupa la creciente deserción de sus fieles, incluso que algunos representantes del clero se han salido “del rebaño”. Admitió que la difusión del evangelio y de la doctrina cristiana han sido insuficientes para detener la ola de violencia, el narcotráfico, la migración, la pobreza y la pérdida de valores.
Cinco obispos y más de 200 presbíteros guerrerenses que participaron en un encuentro celebrado en este puerto, para analizar el documento de Aparecida y aplicarlo en cada una de sus diócesis, dieron a conocer sus conclusiones que no son nada alentadoras, que los obliga a poner un alto en el camino y a reforzar su trabajo pastoral porque aceptan haber fallado en los últimos tiempos.
El obispo Felipe Arizmendi Esquivel, de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, quien vino a darles a los clérigos de Guerrero un taller sobre el citado documento de Aparecida, Brasil, donde él estuvo, fue claro al reconocer que la Iglesia Católica ha fallado, “y nos preocupa mucho que en este subcontinente, desde México hasta Brasil, haya una creciente pobreza y miseria, lo cual es una contradicción con la fe católica, como nos preocupa la constante migración, que se da en condiciones inhumanas y eso es contra los planes de Dios”.
Agregó: “Nos preocupa la deserción de católicos, y los números no mienten; hay menos católicos. Son alarmantes también los niveles de corrupción que hay en los estratos públicos y oficiales, y también nos duelen los malos testimonios de sacerdotes, no lo podemos negar ni ocultar. Nos duele la inestabilidad de nuestros países, pues aunque se ha establecido la democracia por la vía del voto, hay riesgos de neopopulismo y de regresiones autoritarias; es un peligro que se ve en América Latina”.
Una de las situaciones que más inquieta a la Iglesia Católica, puntualizó, es el problema del narcotráfico “y que sean muchas familias las que se dediquen a esto, incluso hay quienes se consideran todavía católicos y estén dedicados al narcotráfico. Nos duele la violencia y la inseguridad; la marginación de la mujer, la exclusión de los indígenas”, prosiguió el canónigo.
Lamentó que los obispos y presbíteros “estemos fallando, que el evangelio que estamos predicando no está llegando donde debería llegar, porque si llegara no se estuvieran cometiendo estos delitos, atrasos, miseria, violencia, la falta de respeto a la vida humana. Nos preocupa que cada día se vaya liberalizando el aborto y se vayan destruyendo las familias. Eso significa que nuestra pastoral no ha sido la adecuada”.
A su vez, el arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, subrayó que además de lamentaciones y autocríticas, también tienen propuestas y soluciones. “Nos estamos planteando con este documento lo que debemos hacer, y tenemos una respuesta clara que es el evangelio de Jesucristo. Nuestro reto fundamental es anunciar a Jesucristo, proclamar con mayor autenticidad la palabra de Dios y ser más fieles al ministerio de la iglesia, que respondamos a estas situaciones, porque si un sacerdote no se preocupa por los pobres, por los ancianos, por los drogadictos, lo niños que viven en la calle, por los encarcelados, no es un verdadero sacerdote y está fallando a su misión, a Cristo, a la Iglesia y a su identidad. Son planteamientos que nos estamos haciendo y preguntándonos: eres sacerdote o no”, expresó.
Los sacerdotes están haciendo propuestas concretas para sus diócesis, indicó, como la de crear una responsabilidad en derechos humanos a nivel de todo Guerrero, por parte de la Iglesia, “trabajar en algo que dignifique la promoción de la mujer, en talleres y planes de trabajo para la atención de los niños que viven en la calle, trabajar con los migrantes y ver cómo se les puede ayudar; cómo se puede ayudar a la pastoral de la salud, programas para los adictos a las drogas, apoyo a los encarcelados”.
El responsable de la Pastoral Social en esta provincia eclesiástica, Jesús Mendoza Zaragoza, dijo por su parte que el crimen organizado y el narcotráfico no son invencibles. “Se pueden vencer y superar esas idolatrías que están de fondo del poder y del dinero, con el rostro de Dios. Habrá llamados a las autoridades, a la escuela, a los medios, a los distintos actores sociales que tienen responsabilidades ante este hecho. La Iglesia tomará su papel en el anuncio, manteniendo la esperanza de que se puede vencer el mal, al narco y a los que están en el crimen organizado. Podremos entre todos visualizar una situación distinta a la situación de violencia que vive actualmente el país, particularmente nuestra región”, sostuvo.
Luego aseguró que los narcotraficantes no son verdaderos católicos, y recalcó que existen casos de sacerdotes que han fallado, “no desconocemos los problemas, algunos se ventilan más a nivel interno que en los medios, porque la ropa sucia se lava en casa, pero es una vergüenza que nos apena y nos preocupa, así como los casos de políticos católicos que sin embargo no son justos porque a veces corrompen la administración pública”, remató.
Asimismo sostiene que tanta pobreza y miseria son contradictorias con la fe católica, y le preocupa la creciente deserción de sus fieles, incluso que algunos representantes del clero se han salido “del rebaño”. Admitió que la difusión del evangelio y de la doctrina cristiana han sido insuficientes para detener la ola de violencia, el narcotráfico, la migración, la pobreza y la pérdida de valores.
Cinco obispos y más de 200 presbíteros guerrerenses que participaron en un encuentro celebrado en este puerto, para analizar el documento de Aparecida y aplicarlo en cada una de sus diócesis, dieron a conocer sus conclusiones que no son nada alentadoras, que los obliga a poner un alto en el camino y a reforzar su trabajo pastoral porque aceptan haber fallado en los últimos tiempos.
El obispo Felipe Arizmendi Esquivel, de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, quien vino a darles a los clérigos de Guerrero un taller sobre el citado documento de Aparecida, Brasil, donde él estuvo, fue claro al reconocer que la Iglesia Católica ha fallado, “y nos preocupa mucho que en este subcontinente, desde México hasta Brasil, haya una creciente pobreza y miseria, lo cual es una contradicción con la fe católica, como nos preocupa la constante migración, que se da en condiciones inhumanas y eso es contra los planes de Dios”.
Agregó: “Nos preocupa la deserción de católicos, y los números no mienten; hay menos católicos. Son alarmantes también los niveles de corrupción que hay en los estratos públicos y oficiales, y también nos duelen los malos testimonios de sacerdotes, no lo podemos negar ni ocultar. Nos duele la inestabilidad de nuestros países, pues aunque se ha establecido la democracia por la vía del voto, hay riesgos de neopopulismo y de regresiones autoritarias; es un peligro que se ve en América Latina”.
Una de las situaciones que más inquieta a la Iglesia Católica, puntualizó, es el problema del narcotráfico “y que sean muchas familias las que se dediquen a esto, incluso hay quienes se consideran todavía católicos y estén dedicados al narcotráfico. Nos duele la violencia y la inseguridad; la marginación de la mujer, la exclusión de los indígenas”, prosiguió el canónigo.
Lamentó que los obispos y presbíteros “estemos fallando, que el evangelio que estamos predicando no está llegando donde debería llegar, porque si llegara no se estuvieran cometiendo estos delitos, atrasos, miseria, violencia, la falta de respeto a la vida humana. Nos preocupa que cada día se vaya liberalizando el aborto y se vayan destruyendo las familias. Eso significa que nuestra pastoral no ha sido la adecuada”.
A su vez, el arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, subrayó que además de lamentaciones y autocríticas, también tienen propuestas y soluciones. “Nos estamos planteando con este documento lo que debemos hacer, y tenemos una respuesta clara que es el evangelio de Jesucristo. Nuestro reto fundamental es anunciar a Jesucristo, proclamar con mayor autenticidad la palabra de Dios y ser más fieles al ministerio de la iglesia, que respondamos a estas situaciones, porque si un sacerdote no se preocupa por los pobres, por los ancianos, por los drogadictos, lo niños que viven en la calle, por los encarcelados, no es un verdadero sacerdote y está fallando a su misión, a Cristo, a la Iglesia y a su identidad. Son planteamientos que nos estamos haciendo y preguntándonos: eres sacerdote o no”, expresó.
Los sacerdotes están haciendo propuestas concretas para sus diócesis, indicó, como la de crear una responsabilidad en derechos humanos a nivel de todo Guerrero, por parte de la Iglesia, “trabajar en algo que dignifique la promoción de la mujer, en talleres y planes de trabajo para la atención de los niños que viven en la calle, trabajar con los migrantes y ver cómo se les puede ayudar; cómo se puede ayudar a la pastoral de la salud, programas para los adictos a las drogas, apoyo a los encarcelados”.
El responsable de la Pastoral Social en esta provincia eclesiástica, Jesús Mendoza Zaragoza, dijo por su parte que el crimen organizado y el narcotráfico no son invencibles. “Se pueden vencer y superar esas idolatrías que están de fondo del poder y del dinero, con el rostro de Dios. Habrá llamados a las autoridades, a la escuela, a los medios, a los distintos actores sociales que tienen responsabilidades ante este hecho. La Iglesia tomará su papel en el anuncio, manteniendo la esperanza de que se puede vencer el mal, al narco y a los que están en el crimen organizado. Podremos entre todos visualizar una situación distinta a la situación de violencia que vive actualmente el país, particularmente nuestra región”, sostuvo.
Luego aseguró que los narcotraficantes no son verdaderos católicos, y recalcó que existen casos de sacerdotes que han fallado, “no desconocemos los problemas, algunos se ventilan más a nivel interno que en los medios, porque la ropa sucia se lava en casa, pero es una vergüenza que nos apena y nos preocupa, así como los casos de políticos católicos que sin embargo no son justos porque a veces corrompen la administración pública”, remató.