Arturo Parra Ochoa
Acapulco, Gro., 10 de diciembre de 2007.- El fenómeno guadalupano no solamente ha crecido en lo religioso, como lo afirma el arzobispo Felipe Aguirre Franco, sino también en lo comercial, pero son los vendedores ambulantes y semifijos quienes más lo aprovechan, según el dirigente de comerciantes de mercados, Gilberto Téllez Pantoja.
Subrayó el representante común de los mercados Constituyentes y Durango, que los ambulantes entran en desventajosa competencia con los locatarios de esos centros comerciales que ofrecen artículos guadalupanos para las peregrinaciones y la velación de la Virgen de Guadalupe, que este martes se llevará a cabo por la noche, debido a que no pagan contribuciones y venden más barato.
Desde los tradicionales trajecitos de inditos y de inditas, pantalones y camisas de manta, blusas y faldas, collares, trencitas, “huacales” y huaraches para vestir a los peregrinos guadalupanos, hasta las flores, veladoras, imágenes de la Virgen y demás artículos con que se arreglan los altares, están a la venta en estas fechas que se han convertido en uno más de los éxitos de la publicidad y la mercadotecnia religiosa.
Para monseñor Aguirre Franco, se han acrecentado estas festividades “con el fervor conciente y amoroso hacia la Guadalupana, y lo vemos con tantos miles y miles de peregrinos que llegan este año, donde se ha ganado mucho en conciencia, en orden y en participación. Son hermosas las peregrinaciones todos los días”, expresó.
El representante de la Iglesia Católica hizo una invitación a la gente para que mañana 12 de diciembre acuda a la tradicional bendición de las rosas simbólicas del Tepeyac, a partir de las 10 de la mañana en la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad.
Mientras tanto, alrededor de este antiguo recinto religioso, en la plaza “Juan Alvarez”, algunos vendedores ambulantes ya ofrecen rosas rojas para quienes acostumbran llevarlas benditas a sus hogares o negocios donde colocan altares a la Guadalupana, entremezclándose, como en la viña del señor, con los tradicionales locales de fotógrafos que ofrecen a 30 pesos la toma, con la imagen de la Virgen o con el caballito.
“Está bien, hay una buena pesca también, para Dios y la Virgen María lo mejor aunque nos cueste, está bien que vendan rosas, hay que comprarlas, esa gente necesita comer, y los fotógrafos, aunque éstos luego cobran muy caras sus fotografías con el caballito”, agregó el clérigo de la Arquidiócesis de Acapulco.
Esta es la tradición de nuestros antepasados transmitida, de acuerdo a sus costumbres y creencias, a las nuevas generaciones, la cual es aceptada por éstas y recordada año tras año, incluso por quienes tienen otras creencias, sectas o religiones.
A partir del mes de diciembre del año 1531, después de las históricas apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe al indio Juan Diego, en el Cerro del Tepeyac, comenzaron las peregrinaciones y las velaciones de la Virgen entre el día primero y el 12 de diciembre.
Desde hace 472 años, el acontecimiento guadalupano ha marcado profunda, noble y significativamente la historia de México, que se ha afirmado como una nación guadalupana, a la sombra maternal de Santa María de Guadalupe.
Guadalupe es un fenómeno que da a los fieles católicos “rostro y corazón”. Ella representa una identidad nacional, y aunque persiste la disputa sobre la verdad histórica del acontecimiento guadalupano, en las mentes populares la tradición se afianzó de tal manera que, más que un símbolo religioso, es el alma de la nación mexicana.
Está tan arraigada la costumbre guadalupana, “que a la gente no le duele gastarse unos pesos para realizar las festividades de diciembre, desde que comienzan las peregrinaciones hasta el día de la velación”, observó Téllez Pantoja.
Para una peregrinación, por ejemplo, se tiene que contratar una banda de música de viento “chile frito”, que cobra entre 800 y hasta más de mil pesos, así como los gastos para adornar la imagen de la Virgen de Guadalupe, en donde se pueden invertir otros mil pesos, o más si se desea una mejor presentación.
Asimismo, los vecinos se cooperan en barrios y colonias para la velación, donde son indispensables los tamales, el pozole, algunas bebidas alcohólicas, refrescos, café, aunado a la música que ambientará el acontecimiento.
El dirigente de locatarios de mercados se quejó de que quienes sacan la mejor tajada son los ambulantes y semifijos que ofrecen estos artículos guadalupanos, mientras que poco más de 15 fotógrafos, que pagaron 200 pesos a Vía Pública para poder instalarse en el zócalo durante cuatro días, cobran a 30 pesos la fotografía.
Subrayó el representante común de los mercados Constituyentes y Durango, que los ambulantes entran en desventajosa competencia con los locatarios de esos centros comerciales que ofrecen artículos guadalupanos para las peregrinaciones y la velación de la Virgen de Guadalupe, que este martes se llevará a cabo por la noche, debido a que no pagan contribuciones y venden más barato.
Desde los tradicionales trajecitos de inditos y de inditas, pantalones y camisas de manta, blusas y faldas, collares, trencitas, “huacales” y huaraches para vestir a los peregrinos guadalupanos, hasta las flores, veladoras, imágenes de la Virgen y demás artículos con que se arreglan los altares, están a la venta en estas fechas que se han convertido en uno más de los éxitos de la publicidad y la mercadotecnia religiosa.
Para monseñor Aguirre Franco, se han acrecentado estas festividades “con el fervor conciente y amoroso hacia la Guadalupana, y lo vemos con tantos miles y miles de peregrinos que llegan este año, donde se ha ganado mucho en conciencia, en orden y en participación. Son hermosas las peregrinaciones todos los días”, expresó.
El representante de la Iglesia Católica hizo una invitación a la gente para que mañana 12 de diciembre acuda a la tradicional bendición de las rosas simbólicas del Tepeyac, a partir de las 10 de la mañana en la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad.
Mientras tanto, alrededor de este antiguo recinto religioso, en la plaza “Juan Alvarez”, algunos vendedores ambulantes ya ofrecen rosas rojas para quienes acostumbran llevarlas benditas a sus hogares o negocios donde colocan altares a la Guadalupana, entremezclándose, como en la viña del señor, con los tradicionales locales de fotógrafos que ofrecen a 30 pesos la toma, con la imagen de la Virgen o con el caballito.
“Está bien, hay una buena pesca también, para Dios y la Virgen María lo mejor aunque nos cueste, está bien que vendan rosas, hay que comprarlas, esa gente necesita comer, y los fotógrafos, aunque éstos luego cobran muy caras sus fotografías con el caballito”, agregó el clérigo de la Arquidiócesis de Acapulco.
Esta es la tradición de nuestros antepasados transmitida, de acuerdo a sus costumbres y creencias, a las nuevas generaciones, la cual es aceptada por éstas y recordada año tras año, incluso por quienes tienen otras creencias, sectas o religiones.
A partir del mes de diciembre del año 1531, después de las históricas apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe al indio Juan Diego, en el Cerro del Tepeyac, comenzaron las peregrinaciones y las velaciones de la Virgen entre el día primero y el 12 de diciembre.
Desde hace 472 años, el acontecimiento guadalupano ha marcado profunda, noble y significativamente la historia de México, que se ha afirmado como una nación guadalupana, a la sombra maternal de Santa María de Guadalupe.
Guadalupe es un fenómeno que da a los fieles católicos “rostro y corazón”. Ella representa una identidad nacional, y aunque persiste la disputa sobre la verdad histórica del acontecimiento guadalupano, en las mentes populares la tradición se afianzó de tal manera que, más que un símbolo religioso, es el alma de la nación mexicana.
Está tan arraigada la costumbre guadalupana, “que a la gente no le duele gastarse unos pesos para realizar las festividades de diciembre, desde que comienzan las peregrinaciones hasta el día de la velación”, observó Téllez Pantoja.
Para una peregrinación, por ejemplo, se tiene que contratar una banda de música de viento “chile frito”, que cobra entre 800 y hasta más de mil pesos, así como los gastos para adornar la imagen de la Virgen de Guadalupe, en donde se pueden invertir otros mil pesos, o más si se desea una mejor presentación.
Asimismo, los vecinos se cooperan en barrios y colonias para la velación, donde son indispensables los tamales, el pozole, algunas bebidas alcohólicas, refrescos, café, aunado a la música que ambientará el acontecimiento.
El dirigente de locatarios de mercados se quejó de que quienes sacan la mejor tajada son los ambulantes y semifijos que ofrecen estos artículos guadalupanos, mientras que poco más de 15 fotógrafos, que pagaron 200 pesos a Vía Pública para poder instalarse en el zócalo durante cuatro días, cobran a 30 pesos la fotografía.