Arturo Parra Ochoa
Acapulco, Gro., 8 de enero de 2007.- Son las ocho de la mañana y suena el timbre de entrada. Llegó la hora del regreso a clases.
Cargados de energía, por lo cual fue necesario darles algunos minutos de relajamiento dentro de las aulas, antes de reanudar con las clases después de más de dos semanas de vacaciones, llegaron desde muy temprano ayer lunes los niños del primer año de la escuela primaria “Manuel Avila Camacho”.
Los maestros, como Rubén Mondragón, les dieron tiempo de intercambiar comentarios acerca del disfrute de la Navidad, el Año Nuevo y los Reyes Magos, para luego hacerlos entrar nuevamente a la realidad cotidiana: el aprendizaje.
En los jardines de niños el panorama fue distinto. Había lágrimas en los ojos y hasta algunos llantos de los pequeñines; jaloneos de las madres de familia que llevaban del brazo a sus hijos caminando aprisa, casi corriendo porque se desacostumbraron a levantarse muy temprano para el trajineo escolar.
Nuevamente el suplicio de las amas de casa. A lavar los uniformes un día antes, despertar a los hijos para la escuela, prepararles el desayuno, asearlos y limpiar su calzado. Ellos, otra vez a cepillarse los dientes y bañarse, alistar sus libros y la mochila.
Ayer lunes, otra vez a cantar el himno nacional; los homenajes de cada inicio de semana, el pase de lista y la atención a los maestros. Pero también lunes de caos vial, de automóviles estacionados en doble y hasta triple fila, afuera y cerca de las escuelas. Hay gritos de desesperación, agitación que se confunde con las risas y los saludos
Dana Estefanía cursa el primer grado en la escuela primaria “Manuel Avila Camacho”. Muy alegre comenta que se divirtió durante las vacaciones. La llevaron sus padres a Tetitlán (Tecpan de Galeana), y aunque dice que los Reyes Magos no le trajeron nada, asegura haberse levantado ayer lunes a las cinco de la mañana, -“no me dio sueño”, señaló- para retornar al salón de clases.
Brisa Bello, también de primer año, dijo que no fue necesario escuchar el despertador para levantarse temprano, porque ya tenía ganas de regresar a la escuela, para platicar con sus amiguitas, pero no le gusta la idea de volver a hacer la tarea.
Madeline Padilla Hernández, otra compañerita suya, comentó que durante las vacaciones se levantaba tarde, pero ayer quería ser de las primeras en llegar a la escuela. Dijo que le pondrá más atención a su maestro en clases, para obtener buenas calificaciones.
Acapulco, Gro., 8 de enero de 2007.- Son las ocho de la mañana y suena el timbre de entrada. Llegó la hora del regreso a clases.
Cargados de energía, por lo cual fue necesario darles algunos minutos de relajamiento dentro de las aulas, antes de reanudar con las clases después de más de dos semanas de vacaciones, llegaron desde muy temprano ayer lunes los niños del primer año de la escuela primaria “Manuel Avila Camacho”.
Los maestros, como Rubén Mondragón, les dieron tiempo de intercambiar comentarios acerca del disfrute de la Navidad, el Año Nuevo y los Reyes Magos, para luego hacerlos entrar nuevamente a la realidad cotidiana: el aprendizaje.
En los jardines de niños el panorama fue distinto. Había lágrimas en los ojos y hasta algunos llantos de los pequeñines; jaloneos de las madres de familia que llevaban del brazo a sus hijos caminando aprisa, casi corriendo porque se desacostumbraron a levantarse muy temprano para el trajineo escolar.
Nuevamente el suplicio de las amas de casa. A lavar los uniformes un día antes, despertar a los hijos para la escuela, prepararles el desayuno, asearlos y limpiar su calzado. Ellos, otra vez a cepillarse los dientes y bañarse, alistar sus libros y la mochila.
Ayer lunes, otra vez a cantar el himno nacional; los homenajes de cada inicio de semana, el pase de lista y la atención a los maestros. Pero también lunes de caos vial, de automóviles estacionados en doble y hasta triple fila, afuera y cerca de las escuelas. Hay gritos de desesperación, agitación que se confunde con las risas y los saludos
Dana Estefanía cursa el primer grado en la escuela primaria “Manuel Avila Camacho”. Muy alegre comenta que se divirtió durante las vacaciones. La llevaron sus padres a Tetitlán (Tecpan de Galeana), y aunque dice que los Reyes Magos no le trajeron nada, asegura haberse levantado ayer lunes a las cinco de la mañana, -“no me dio sueño”, señaló- para retornar al salón de clases.
Brisa Bello, también de primer año, dijo que no fue necesario escuchar el despertador para levantarse temprano, porque ya tenía ganas de regresar a la escuela, para platicar con sus amiguitas, pero no le gusta la idea de volver a hacer la tarea.
Madeline Padilla Hernández, otra compañerita suya, comentó que durante las vacaciones se levantaba tarde, pero ayer quería ser de las primeras en llegar a la escuela. Dijo que le pondrá más atención a su maestro en clases, para obtener buenas calificaciones.