Arturo Parra Ochoa
Acapulco, Gro., 15 de enero de 2007.- La delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente no abrió ninguna investigación acerca de la tortuga golfina que apareció muerta en una playa del puerto de Acapulco, debido a que ya estaba en estado de descomposición, según el vocero oficial, quien indicó que solamente se procedió a enterrarla en otra playa fuera de la bahía, como lo marca el procedimiento para estos casos.
“Como ya presentaba descomposición era muy difícil determinar las causas de su muerte, así que ya no se llevó a cabo ningún estudio, es muy complicado dar con un buen resultado, tal vez fue una muerte natural, flotó y algunas embarcaciones la golpearon, no sabemos con precisión, entonces lo único que se hace es llevarla a otra playa para su entierro profundo”, explicó Alfonso Juárez.
La temporada de anidación de las tortugas golfinas y algunas laúd que están extinguiéndose, agregó el vocero de la Profepa, comenzó en el mes de octubre y termina entre marzo y abril próximo, por lo que esta es la época en que se les puede ver por las playas del Pacífico Sur, básicamente por las noches que es cuando desovan.
Según la Dirección General de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, comentó, las principales causas de la muerte y desaparición de estos ejemplares son ''el saqueo de huevos y la matanza de hembras en las playas de anidación, su captura incidental al quedar enganchadas en anzuelos y líneas de barcos palangreros, o atrapadas en redes agalleras o de deriva que utilizan pescadores para atrapar peces a lo largo de todo el litoral del Pacífico, así como su captura para la venta de carne, o para usarla como carnada en la pesca artesanal de tiburón”.
La vulnerabilidad de la tortuga marina se debe al saqueo de sus huevos, a la alteración del hábitat, a la pesca y a factores como el caparazón blando que posee sobre todo la especie laúd, y que reside en la capa superficial del mar, haciéndola una presa fácil.
Por tal motivo, dañar, traficar, comerciar o capturar cualquier especie de tortuga marina o sus productos, apuntó Juárez, se castiga con una pena de entre uno y nueve años de cárcel.
Acapulco, Gro., 15 de enero de 2007.- La delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente no abrió ninguna investigación acerca de la tortuga golfina que apareció muerta en una playa del puerto de Acapulco, debido a que ya estaba en estado de descomposición, según el vocero oficial, quien indicó que solamente se procedió a enterrarla en otra playa fuera de la bahía, como lo marca el procedimiento para estos casos.
“Como ya presentaba descomposición era muy difícil determinar las causas de su muerte, así que ya no se llevó a cabo ningún estudio, es muy complicado dar con un buen resultado, tal vez fue una muerte natural, flotó y algunas embarcaciones la golpearon, no sabemos con precisión, entonces lo único que se hace es llevarla a otra playa para su entierro profundo”, explicó Alfonso Juárez.
La temporada de anidación de las tortugas golfinas y algunas laúd que están extinguiéndose, agregó el vocero de la Profepa, comenzó en el mes de octubre y termina entre marzo y abril próximo, por lo que esta es la época en que se les puede ver por las playas del Pacífico Sur, básicamente por las noches que es cuando desovan.
Según la Dirección General de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, comentó, las principales causas de la muerte y desaparición de estos ejemplares son ''el saqueo de huevos y la matanza de hembras en las playas de anidación, su captura incidental al quedar enganchadas en anzuelos y líneas de barcos palangreros, o atrapadas en redes agalleras o de deriva que utilizan pescadores para atrapar peces a lo largo de todo el litoral del Pacífico, así como su captura para la venta de carne, o para usarla como carnada en la pesca artesanal de tiburón”.
La vulnerabilidad de la tortuga marina se debe al saqueo de sus huevos, a la alteración del hábitat, a la pesca y a factores como el caparazón blando que posee sobre todo la especie laúd, y que reside en la capa superficial del mar, haciéndola una presa fácil.
Por tal motivo, dañar, traficar, comerciar o capturar cualquier especie de tortuga marina o sus productos, apuntó Juárez, se castiga con una pena de entre uno y nueve años de cárcel.