
Hoteles como el Villa del Sol, vierten sus aguas negras sin tratar en Zihua
Las playas de Zihuatanejo no son tan paradisíacas ni pintorescas como las pintan. Los residentes y turistas que visitan ese puerto de pronto se ven rodeados por heces, aceite y sedimentos, según la Red de Organizaciones no Gubernamentales Ambientalistas de Zihuatanejo.
El señalamiento se basa en los estudios realizados desde 1995 por la Secretaría de Marina, explicó Erika Serrano, representante de la red ambientalista. “Las cinco plantas de tratamiento y el canal abierto La Boquita hacen descargas directas de aguas crudas, aguas residuales que se generan en asentamientos.”
Los estudios de la Marina han encontrado coniformes fecales de 240 mil cuando la norma permite hasta 200, lo que provoca enfermedades entre los lugareños por la contaminación del lugar.
Y dio a conocer las cifras de la Secretaría de Salud de Guerrero, para dimensionar el problema: entre 2000 y 2005, más de 10 mil personas se enfermaron de amibiasis intestinal; cerca de seis mil padecieron ascariasis; y 4 mil862, conjuntivitis.
Añadió que la pesca también se vio afectada en 2002 con la mortandad de peces, probablemente por la mala condición del agua, según un estudio de la Universidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa.
Por su parte, Sergio Legorreta, director de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Zihuatanejo, negó categóricamente que no exista tratamiento de las aguas residuales, pero reconoció que algunos particulares lanzan las aguas sucias mar adentro sin tratarlas.
“Mi empresa y otras particulares vierten agua en Zihuatanejo con la diferencia que estas últimas no las tratan, lo que perjudica y contamina las aguas”, destacó, y agregó que una de las empresas que contamina el agua de la zona es el Hotel Villa del Sol, que además tiene adeudos con la CAPAZ.
El funcionario precisó los nombres de las cinco plantas tratadoras de aguas negras, y los lugares donde vierten sus aguas “ya tratadas”: Ópera, Marina 1 y 2, Deportivo 1 y 2.
“La Comisión hace las inspecciones de las aguas tratadas y se confirma que reúnen los requisitos. Los estudios bacteriológicos indican que estamos por debajo de lo que permite la norma”, indicó, y calificó de “ligeras e infundadas” las imputaciones contra la CAPAZ.
Erika Serrano a su vez dijo que el vicio de los estudios de impacto ambiental de las plantas de tratamiento y los análisis bacteriológicos realizados para la CAPAZ, es que esta última paga por los resultados. “Si yo busco un sastre y le pago, este certifica que mido 1,50 (metros), aunque no mida eso”, ironizó.
“Se le encargan los estudios y análisis al interesado y todos dicen que serán súper benéficos”. A esto añadió que los entes encargados de revisar los estudios “no cuentan con personal especializado para analizarlos”.
La paraestatal que Legorreta dirige está encargada de tratar el agua de la bahía antes de verterla a mar abierto. Sin embargo el funcionario reconoció que no tiene capacidad económica para cumplir su cometido. Para esto deja en manos de los empresarios que construyan sus propios sistemas de drenaje y sus plantas de tratamiento, explicó.
Al hacer números, el funcionario, quien llegó hace tres meses a la dependencia, explicó que logra cobrar solo el 65 por ciento de sus facturas, entre empresarios y residentes, dinero insuficiente para sanear el agua. A los morosos no siempre se les suspende el servicio porque “sale más caro”, se excusó.
Puerto Mío, otro caso
Puerto Mío es otro proyecto que va en detrimento de la salud y economía de pescadores y comerciantes de la bahía de Zihuatanejo, según la Rogaz. Este contempla la construcción de hoteles, una terminal de cruceros turísticos, una marina turística, locales comerciales, una gasolinera náutica y otra terrestre, villas y condominios, una clínica “Spa”, canchas de tenis, club de playa, club de yates, entre otras áreas.
“La prioridad es ver el beneficio económico pero no el impacto ambiental que ocasiona. No se evaluó impacto por entrada y salida de cruceros en tortugas marinas”, lamentó Erika Serrano.
“La construcción inició en 1990 sin autorización de impacto ambiental, se hicieron marchas de protesta, pescadores han encontrado sedimentos producto de la construcción en la zona cercana al Espigón y no se ha hecho nada”, denunció.
Ejemplificó que la construcción de una gasolinera en la playa El Almacén, que era banco de almeja y ostión, ha reducido considerablemente la recolección de éstos.
Las autoridades locales no han consultado con la población antes de aprobar las infraestructuras. “No se vale que lleguen a hacer construcciones y no presenten un estudio ni den tratamiento a las aguas, nos han destruido manglares”, dijo.
La Red de Organizaciones no Gubernamentales Ambientalistas de Zihuatanejo, denunció también que las autoridades no han creado la infraestructura necesaria para que las personas que se han asentado en los cerros de la bahía de Zihuatanejo tengan acueductos y alcantarillados, y no viertan sus aguas sucias a cielo abierto.
Lamentó que con estos proyectos se monopolice y privatice el uso de la playa. “Si el turismo llega a Zihuatanejo, bienvenido, pero que no se construya un estacionamiento para cruceros”, pidió Serrano.
Explicó que de construirse el estacionamiento, los lancheros del lugar tendrán que pagar para aparcar sus máquinas a los propietarios del mismo. Pide que se prohíba la construcción de mega proyectos turísticos en la zona, porque riñen con el ambiente.